Debo confesar que cuando vivía en Valencia huía de las Fallas y, sin embargo, este año me ha encantado estar allí. Gran parte de la motivación para acudir la ha tenido el clima de reivindicación que se vive en Valencia, especialmente la llamada a la «Intifalla». Tampoco puedo negar que un artículo de Julián y otro de El Nega sirvieron de catalizador para tratar de ver la fiesta «blavera» por antonomasia de otra manera.
Vía twitter conocía de la existencia de lo que se había venido en denominar Intifalla, pero no me imaginaba lo que podía ser. Me empecé a dar cuenta de ello cuando el sábado 17 de marzo llegamos a la mascletà y conseguimos llegar hasta debajo del balcón del ayuntamiento antes de que empezara la descarga de pólvora. Un buen grupo de gente, mezclada entre los turistas, falleros y público en general que se daba cita en la plaza del ayuntamiento, sacó carteles, tarjetas rojas y pitos que se dirigieron al balcón repleto de falleras y políticos, aunque iban dirigidos solo a estos últimos. Se había anunciado la presencia de Rajoy, pero el hombre no tuvo a bien presentarse, escudándose en la campaña electoral. Los altavoces del ayuntamiento, a todo volumen radiaban canciones típicas de estas fiestas sin solución de continuidad, sin dejar ni un solo hueco para que se pudiera escuchar ni un solo pito, ni un grito.
Luego, la mascletà silenció la plaza llenándola de ruido. Aplausos, se abren las vallas, la gente sale y, ¡sorpresa! centenares de personas con nuevas pancartas y más pitos vuelven a llenar la zona bajo el balcón del ayuntamiento dónde Rita Barbera canta y da saltitos mientras agarra a una fallerita de los brazos y la hace bailar con ella al ritmo de la música. Los pitos y los gritos suben en intensidad, hay mucha gente gritando. Miradas de reojo hacía abajo, con rabia y, entonces, nuestra victoria: Rita nos mira, hace una mueca mientras simula que canta y levanta los dedos en forma de V de victoria. Mantiene el gesto durante unos 5 segundos, 5 segundos que representan la importancia que tienen unos cientos de manifestantes que claman contra el despilfarro y la corrupción.
El día siguiente, el domingo, no pudimos asistir a la mascletà. Nos llegaron noticias que decían que los pitidos se había escuchado hasta en la retransmisión de Canal 9, que durante días ha silenciado este movimiento de protesta. También se decía por Twitter que Rita apenas había estado en el balcón, que se escondió rápidamente, algo que, sin duda, era difícil de creer ya que todos sabemos cómo le gusta a esta señora estar en la palestra.
Sin embargo, el lunes 19, en la última mascletà, sí que pudimos estar. Nos situamos también bajo el balcón del ayuntamiento y alucinábamos conforme pasaban los minutos y sonaban cada una de las 3 carcasas (salvas) que se lanzan para avisar del inicio del espectáculo pirotécnico. Alucinábamos porque Rita no aparecía, ni siquiera para ver una especie de circo que se había preparado frente al consistorio. Solo unos segundos antes de empezar con la traca, cuando la fallera dice eso de «senyor pirotecnic…» fue cuando Rita nos honró con su presencia. Y tras una mascletà grandiosa, impresionante, volvimos a alucinar cuando vimos que Rita no llegó ni a terminar la primera de las canciones que nos pusieron a un volumen todavía más alto si cabe y desapareció. Y allí seguimos durante más de media hora, pidiendo dimisiones, depuraciones y el fin de los recortes sociales, a pesar de ser muchos menos manifestantes de lo habitual y mucho más diluidos entre los muchísimos turistas.
Por supuesto, la mayoría de medios no recogieron ni una sola mención respecto a las protestas y manipularon incluso las fotografías para borrar o evitar los carteles reivindicativos. Los trabajadores de Canal 9, a pesar de la huelga que llevaron a cabo durante estos días, no pudieron «colar» ni una mención tampoco a la intifalla.
Para mi, la conclusión de todo esto es que por fin cierto tipo de políticos que no tienen ningún tipo de vergüenza, al menos sienten miedo. No un miedo físico, por su integridad, no, uno mucho peor, el miedo a salir a los balcones, a la calle o a las plazas, ya que saben que allí encontrarán gente sin miedo a exigir sus derechos y a señalar con el dedo a quienes se los roban y dilapidan su futuro. ¡Hagámosles pasar miedo a los sinvergüenzas!
Galería de imágenes de la intifalla
2 respuestas a «Lo que no se vio de las Fallas 2012»