Cuenta la leyenda, que en el siglo IX, una señora de nombre Juana, haciéndose pasar por un hombre, accedió al máximo escalafón de la fe católica: el papado. Al descubrirse tal atrocidad y tras la preceptiva lapidación popular, la iglesia no tuvo más remedio que ingeniar un sistema para asegurarse que el Papa era del género elegido. La sedia stercoraria era una silla con un agujero en medio dónde el papable debía colocar sus genitales y un joven discípulo, introduciendo sus suaves manos por la parte de atrás de la misma, los palparía y sentenciaría: «Dous habet et bene pendentes».Si el papable tenía dos y le colgaban bien el resto del cónclave gritaría «Deo gratias» («a dios gracias») y podrían dar comienzo las ceremonias de proclamación del nuevo líder del catolicismo.
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Viernes 12 de agosto. Zona naturista de la playa de los Genoveses, Cabo de Gata, Almería. Serían las 11 de la mañana. habíamos llegado una hora antes y tras un primer baño estábamos descansando tranquilamente en la arena. De pronto un murmullo, voces. Parecía que venía bastante gente y parecía que hablaban italiano. En efecto, me giré y comprobé que era un grupo de unos 50 jóvenes que seguían en desordenada formación una gran bandera italiana encastada en un palo de escoba en el que también iba una bandera de Ferrari. No había duda, eran italianos. «Mierda, ya han descubierto los italianos este paraíso» pensé.
Con la iglesia hemos topado
Con la iglesia, no, con el Opus que es mucho peor. Ayer tuve la oportunidad de ir a ver el preestreno de la película Camino que parece que está provocando cierto revuelo entre esta gente. Después de verla, como hago cada vez que veo un preestreno, he publicado la crítica de la película en Criticando Cine que es un blog que creé hace unas semanas pero que todavía no está listo y que no ha sido publicado conscientemente en ningún sitio aparte de este mismo blog.