La vorágine informativa que ha causado el caso Bárcenas ha chocado ya contra los férreos muros de la clase dominante, los verdaderos bastiones de proa del capitalismo: las grandes empresas. Que hay una gran parte de los políticos del PP que son corruptos, era algo ya sabido o que, cuanto menos, podíamos imaginar, pero que la mierda salpicara a un montón de empresas es un tema tabú que aunque era evidente, nadie se atrevía a hacerlo público con tanta nitidez como lo hizo ayer El País.
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